Hace unos días pregunté en Instagram cuáles eran las frases o creencias que habían escuchado o que formaban parte de ustedes sobre la salud mental. Una de las que apareció fue:
"Está bien no estar bien".
A raíz de esto, pregunté, qué opinaban de esta frase. Algunas personas respondieron que les parecía correcta y otrxs que les parecía que quedaba muy abierta a la interpretación, o que faltaba desarrollar más la idea, frente al riesgo de que se tomara como una invitación a dejarse ir.
Desde mi punto de vista, esta creencia es una invitación a hacernos cargo de nosotrxs y de nuestro mundo emocional.
Estamos acostumbrados a nivel social a ver las emociones como muestras de debilidad. Que “para de llorar”, “que no es para tanto”, “que lo hace para llamar la atención” entre otras frases que muchas veces hemos escuchado o han cruzado nuestra mente, incluso que han salido de nuestras propias bocas.
Tanto miedo existe a mostrarse vulnerables, que nos obligamos a esconder, negar, tapar y tragarnos eso que estamos sintiendo sin saber que de alguna u otra forma esa emoción va a tener que salir a la luz.
Se nos olvida que somos cuerpo, mente y emoción. Cuando negamos un aspecto de nuestra experiencia aparecen las expresiones en los otras áreas, como en el cuerpo, las jaquecas, colon irritable, crisis de pánico, o los arrebatos, colapsos, crisis, entre muchas otras formas.
Quiero aclarar, no nos juzgo, y sí, me incluyo porque también lo he hecho. Está en nuestra naturaleza humana el evitar el sufrimiento, el dolor o los estados displacenteros en general. Me encantaría creer que las malas experiencias son evitables, que el sufrimiento es evitable, pero no es así. No se trata de vivir de manera pesimista, al revés, se trata de vivir el día a día según lo que es.
Si nos esforzamos por tener una vida libre de sufrimiento o malestar no le damos espacio a nuestra experiencia de aprender de los estados emocionales difíciles, de las experiencias displacenteras, incluso nos alejamos de lo dificil, de las tareas que requieren esfuerzo. Al luchar contra el malestar terminamos alimentando esos estados y permitiendo que nos dominen.
Si nos empezamos a dar el permiso de sentir y experimentar nuestras emociones, observar y preguntarnos qué función están queriendo cumplir vamos a aprender a verlas como parte importante de nuestras vidas y no como un enemigo. Al incorporarlas y tomarlas como un aspecto funcional en nuestro día a día, les quitaremos el control sobre nosotrxs. El aceptar el malestar, validando su presencia como parte de tu experiencia, sin juicio nos entrega la libertad para hacernos cargo de lo que viene después, el qué hacemos al respecto.
El desafío está en cambiarle el significado que le hemos puesto al malestar, quizás podemos empezar a verlo como una enseñanza, como una oportunidad, como una herramienta. Está en nosotros decidir cómo podemos canalizar esa gran energía que disponemos en evitar el malestar y transformarla en energía de cambio y de crecimiento.
Esta bien no estar bien porque es normal, es normal tener malos momentos, la vida es más que solo los buenos momentos. Tenemos que aprender a apreciar la enseñanza de cada experiencia, cada emoción y sentir.
No es una tarea fácil, requiere de nuestra disposición y energía el cambiar la manera de relacionarnos con estas emociones, pero existen herramientas que espero poder compartirles más adelante que les pueden ayudar a hacer de este camino uno más amigable.
Lxs invitó a respetar sus procesos y a respetar el proceso de la persona de alado, porque en la medida que nos permitamos vivir el proceso, podremos salir adelante.
Porque en realidad,
Lo valemos
@porque.lovalgo
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